A) La política de los «partidos amplios» : un balance catastrófico.
La dirección de la IVª ha sustituido el objetivo estratégico de construcción de partidos revolucionarios por el de « partidos amplios ». Un siglo después de la revolución rusa, a caso es anticuado el principio « no hay revolución sín partido revolucionario » ? Pensamos que no. La dirección de la IVª se ha fijado como objetivo, de forma explícita, desde sus últimos congresos construir partidos « amplios », sin delimitaciones programáticas ni estratégicas claras. ¿Cuáles han sido los resultados de dicha política ?
En el periodo reciente, los fracasos han sido evidentes. En el Estado Español, Anticapitalistas se prepara para conformar una mayoría conjunta con Pablo Iglesias, adaptándose de ese modo a una dirección burocrática que se marca, de forma explícita, como objetivo gobernar en el marco de las instituciones capitalistas. Con tanto buscar en ganar influencia electoral o mediática, se acaba sacrificando nuestro objetivo de acabar con el sistema capitalista.
La experiencia de Syriza, también presentado durante un tiempo como un modelo a seguir, hasta el punto que la sección griega que rechazó apoyar dicho partido fue acusada en el CI hasta decer de contra revolucionaria, ha demostrado ser una catástrofe . Lo que se presentaba como un partido y un gobierno « anti austeridad » ha resultado ser una máquina de guerra contra los trabajadores y contra los pueblos. Syriza está llevando a cabo desde hace ya varios años una de las peores ofensivas que se hayan conocido desde hace décadas en contra de la clase obrera y de la juventud.
Pero estos son sólo los últimos dos ejemplos de una serie de catástrofes, de las cuales no se ha sacado ningún balance. La lista es larga : en Brasil con la participación en el gobierno de Lula, en Italia dónde los compañeros habían apoyado en el parlamento la formación de un gobierno Prodi y habían votado los créditos de guerra, en Portugal con el apoyo reciente al gobierno del partido socialista… Los puntos comunes de esos fracasos son el apoyo a fuerzas políticas o a gobiernos que se situan en el marco de la gestión del capitalismo y la disolución de las secciones de la IVª.
Es por tanto la política de construcción de « partidos amplios » en lugar de partidos revolucionarios la que ha conducido a la disolución de nuestras fuerzas en coaliciones reformistas. En efecto, ¿para qué construir una corriente revolucionaria si no hay un programa comunista revolucionario que defender aquí y ahora ? La situación es hoy alarmante : hemos asistido a lo largo de los años a la desaparición, a la disolución o a la adaptación de secciones a un ritmo vertiginoso. La cuestión de nuestra capacidad a defender el principio de independencia de clase, la cuestión de la capacidad de nuestra clase social a actuar independientemente de la burguesía y de su Estado, son cuestiones que están en el centro del debate cuando se le da apoyo a un político ligado a un partido burgués como Bernie Sanders, o a una personalidad extraña al movimiento obrero como Pablo Iglesias.
B) «Nueva situación, nuevo programa... » o actualidad de la revolución y de un programa comunista revolucionario ?
Por qué la dirección de la IVª persiste desde hace años en esa política a pesar de la acumulación de fracasos ? Implícitamente ha renunciado en la actualidad de la revolución : ésta se ha convertido en un horizonte alejado. Para ella, la correlación de fuerzas está tan en nuestra contra que las tareas del momento consisten en reconstruir una conciencia de clase elemental, partiendo de las luchas de los oprimidos como reacción a la ofensiva de la clase contraria. Ya no haría falta ninguna brújula revolucionaria, ninguna necesidad de batallas organizadas por un programa de transición, ni por un programa comunista. Bastaría con reagrupar a todos aquellos y aquellas dispuestas a resistir, reformistas como revolucionarios, para estar en disposición de acumular lentamente experiencia y fuerzas a la espera de días mejores. Y para ello, la herramienta adaptada, es precisamente el « partido amplio ».
Es la justificación para acabar ligándose en todos sitios a fuerzas sociales que no son ni reformistas en el sentido clásico del término. Fuerzas sin ninguna base programática comunista y sin base social en la clase obrera.
Sin embargo, la actualidad y la necesidad de un programa revolucionario ha vuelto a demostrarse en los procesos revolucionarios en el sur del mediterráneo y mediante la situación política en Grecia : la radicalización del enfrentamiento de clase exige respuestas revolucionarias. ¿A caso no era indispensable defender la abolición de la deuda, la expropiación de los bancos y de los sectores estratégicos de la economía bajo control de los y las trabajadoras ? Esas consignas no están reservadas para los libros de historia que hablan de la revolución rusa. La dirección de la IVª no ha apoyado a su sección griega que trató, partiendo de sus fuerzas, de llevar a cabo una política revolucionaria de esas características. Eso implicaba evidentemente una batalla política contra la dirección de Syriza. Y es precisamente esa batalla la que no se llevó : en el nombre de la necesidad de un « nuevo programa » y de « nuevos partidos » adptados a la « nueva situación », la dirección de la IVª apoyó al contrario hasta el último momento a Tsipras (cita de la declaración de la IVª de agosto de 2015). El ejemplo de Grecia es extremadamente significativo en cuanto a la imposibilidad del reformismo en los periodos de crisis del capitalismo. El gobierno dirigido por Syriza no solamente ha acabado siendo uno de los gobiernos burgueses más duros, sino que la propia Syriza ha cambiado casi por completo en tan solo un año, más o menos, pasando del reformismo de izquierdas a la social democracia burguesa. La formación del gobierno con el partido nacionalista burgués ANEL (cosa que no fue nunca denunciado por aquellos que más tarde fundaron el partido Unidad Popular, partido apoyado en la actualidad por la dirección de la IVª), la integración en el gobierno de numerosos miembros del personal político y administrativo de los dos grandes partidos burgueses, ND y el PASOK, y sobretodo la ruptura con la gran mayoría de su base militante y en la juventud, han modificado de manera irreversible la naturaleza del partido Syriza. Es el destino que comparten todos los partidos reformistas que quieren gestionar la crisis en el marco del capitalismo, sean cuales sean las intenciones de sus direcciones. Es una conclusión a la que la direccón de la IVª nunca ha llegado, hablando más bien de una « capitulación » que no se podía explicar de Tsipras, sin ningún contenido de clase. La consecuencia práctica, es la rapidez para seguir repitiendo los mismos errores. Sigue aliándose y adaptándose a la política de Iglesias hoy mediante la política llevada a cabo por la mayoría de la sección del estado español.
C) Una carencia militante y un grave problema democrático.
Las reuniones del Comité Internacional de la IVª (CI : órgano de dirección de la IVª) se reducen hoy a debates de análisis sin consecuencia en la práctica. Los debates se suceden sin que estén definidas campañas coordinadas a escala internacional. Sin embargo en diferentes partes del mundo tenemos a compañeros y compañeras que llevan a cabo luchas que se enfrentan concretamente al capitalismo. Los debates de fondo deben alimentarse de acción : los balances de las actividades de las secciones deberían alimentar la discusión, y la confrontación de ideas debería traer consigo la definición de tareas comunes. Sin objetivos comunes a escala internacional y sin ayuda mútua en términos políticos y materiales, es imposible construirse más allá de una cierta escala en cada uno de nuestros países. Pero sobretodo, nuestra internacional debe ser algo más que un club de intercambios teóricos, debe ser una herramienta para la acción revolucionaria. Hacerse juntos las preguntas que tienen que ver con los problemas políticos de la lucha de clases a escla internacional y reflexionar conjuntamente en torno a los problemas con los que nos encontramos en cada uno de nuestros países para intentar resolverlos juntos. A eso debería servir un « partido mundial ». La construcción de un partido internacional de ese tipo, avanzar en esa dirección, es una tarea para hoy.
La expulsión reciente por parte de la mayoría de la sección del estado español de la minoría de Anticapitalistas que pesaba 20 % en su último congreso y que han construido hoy IZAR señala un grave problema democrático. Es no querer aceptar la crítica de la orientación mayoritaria de la IVª. Más grave aún, rechazar la posibilidad de expresarse en el CI con la excusa de un veto de la sección es contraria a todos nuestros principios de democracia obrera : la posibilidad de defenderse en el momento de una expulsión existe sin embargo en toda una serie de organizaciones reformistas… pero no ha existido en el seno de la IVª en lo que respecta a los y las camaradas de IZAR. Quedó por tanto constancia de que la mayoría de una sección podía expulsar a su antojo a su minoría… sin la más mínima posibilidad de recurrir. Menos mal que la mayoría de los y las compañeras de la sección francesa que son miembros del NPA no tienen esa visión autoritaria de las divergencias políticas y no actuaron así con su minoría. Nuestros camaradas de Socialist Action Canadá fueron y siguen estando a día de hoy víctimas del mismo trato exclusivo. Evidentemente existe una lógica política que explica esas expulsiones : las reglas democráticas de base son obviadas cuando se trata de compañeros que están en desacuerdo, por la izquierda, con la política de la dirección. Ésta favorece entonces el trabajo con grupos exteriores a la IVª, y ejerce una presión sobre la sección para aislarla, como en Grecia por ejemplo. La dirección de la IVª presenta a menudo nuestra organización internacional como la tendencia internacional « más democrática ». Las declaraciones de intenciones se alejan sin embargo de los hechos concretos. En efecto, en casos de escisiones en base a desacuerdos políticos, la corriente internacional SI en el Estado Español y la LIT en Brasil se han mostrado más abiertos, manteniendo en ambos casos relaciones con los diferentes grupos nacidos tras la ruptura.
No podemos esquivar por más tiempo los balances de la política defendida por la mayoría elegida tras el último congreso mundial de la IVª en 2010. El próximo CI debe acordar el lanzamiento y la fecha del próximo congreso mundial que debería tener lugar en 2018.
II-Una situación en la que existen ocasiones para que los revolucionarios y las ideas comunistas se refuercen.
No compartimos la apreciación de la situación que hace la dirección de la IVª. Si bien es cierta que está marcada por una ofensiva cada vez más violenta de la burguesía, es sin embargo contradictoria y esconde posibilidades para los comunistas revolucionarios para hacer oir sus ideas y para reforzarlas.
A) La caída tendencial de la tasa de ganancia : raíz de la crisis.
El problema fundamental de los capitalistas sigue siendo la baja tendencial de la tasa de ganancia. La crisis ecológica se conjuga con la crisis económica y el capitalismo se encuentra de ese modo en una situación de crisis prolongada de la cual no saldrá espontáneamente. Para restaurar la tasa de ganancia, los capitalistas están obligados en alterar su modo de dominación, infligiendo una derrota histórica a la clase obrera. Es el sentido de la ofensiva capitalista actual. Las tensiones inter imperialistas aumentan y las intervenciones militares se multiplican. El número de refugiados explota, el racismo y la xenofobia son abiertamente alentados por los gobiernos de todas las grandes potencias. La barbarie no es una posibilidad para el futuro, es la realidad para mayor parte de la humanidad.
B) Direcciones tradicionales y « nuevos reformismos»: adapatación a la ofensiva capitalista actual.
Lejos de combatir la ofensiva capitalista, las direcciones tradicionales del movimiento obrero se adaptan a ella. La social democracia está totalmente integrada en el aparato de Estado y las direcciones provenientes del estalinismo acompañan a las políticas de las burguesías nacionales. Ese retroceso masivo de la social democracia y de las formaciones del tipo Labor Party no se limita solo a Europa. Es mundial. En Canadá, por ejemplo, hemos visto a la dirección del New Democratic Party (NDP), ligado a los sindicatos, prometer un « presupuesto equilibrado » sean cuales sean las circunstancias, durante la campaña de las elecciones federales de 2015. Llevar a cabo esa política impediría a un gobierno NDP retirar la mayoría de las duras medidas de austeridad introducidas por el gobierno anterior del Conservative Party liderado por Stephen Harper. La retirada política del NDP y la posición del « voto útil » de una gran parte de la burocracia sindical, canalizó el descontento masivo de la clase obrera contra la austeridad para llegar a una voctoria del Liberal Party de Justin Trudeau, que aparentó pasar por la izquierda al NDP.
En cuanto a las corrientes llamadas « populistas » de América del sur, han demostrado su incapacidad para cambiar el fondo de la situación. Rechazan cualquier ruptura franca con el imperialismo y el capital. Los supuestos « nuevos reformismos » son un síntoma de politización, un reflejo del aumento de las luchas. Pero la política de Syriza en el poder muestra hasta qué punto esas fuerzas se han adaptado al capitalismo en crisis en un tiempo récor y hasta qué punto están dispuestas ellas mismas a llevar a cabo los planes de la burguesía, sin tener sin embargo el anlcaje obrero de masas que pudieron llegar a tener los « antiguos » reformistas.
Las corrientes anarquistas o autónomas consiguen captar a una parte de la revuelta de la juventud. Debemos llevar a cabo una política en dirección a esas corrientes, hasta llegar a tener a veces posibilidades de acuerdos tácticos con algunos de esos sectores. Pero no debemos dejarles el terreno de la radicalidad, a la vez que expliquemos en qué su política conduce a un callejón sin salida.
C) Inestabilidad crónica del sistema, resistencias de masas y politización.
La correlación de fuerzas sigue siéndonos muy desfavorable. Pero resistencias de masas agitan todos los continentes. La crisis del sistema alimenta una inestabilidad política crónica. La violencia de la ofensiva capitalista alimenta evidentemente fenómenos de regresión social y política. La izquierda tradicional, cuando llega al gobierno, lleva la ofensiva capitalista y abre de ese modo un espacio para la extrema derecha. Pero ese no es el sentimiento mayoritario de la clase obrera. En la base electoral de esas corrientes de extrema derecha, nos encontramos sin embrago con un número significativo de trabajadores que han sido las primeras víctimas del capitalismo. Una respuesta seria de la clase obrera que alcanzase victorias significativas podría volver a conectar con muchos de ellos que han sido momentaneamente seducidos por la demagogia de la extrema derecha.
El efecto de la ofensiva en el marco de la crisis no es unilateral. Suscita también resistencias masivas y una nueva politización. Uno de los ejemplos muy claros de esa dinámica de polarización es la elección de Trump : si es verdad que simboliza la política cada vez más reaccionaria de las clases dirigentes, ha sido elegido en una situación en la que las movilizaciones están en aumento y en la que el interés por las ideas socialistas están en el nivel más alto desde hace décadas en la primera potencia del mundo. De la misma manera, a escala internacional, las posibilidades de explosión social y de luchas colectivas aumentan.
Hay en franjas significativas de la clase obrera y de la juventud una percpeción de que este sistema está podrido y de que nos conduce a la bancarrota. La mayoría del tiempo, las masas en lucha saben lo que ya no quieren y experimentan un profundo desprecio por el sistema capitalista, sin tener idea de qué poner en su lugar ni cómo. Pero no sólo asistimos a luchas mecánicas en respuesta a los ataques sino también a procesos de acumulación de experiencias, de politización, de reagrupamientos y de organización. Las movilizaciones nacionales masivas contra el ataque al estatuto de los trabajadores en Francia, la lucha de los trabajadores con salarios precarios por el derecho a formar sindicatos y un salario mínimo de 15$ y el aumento de los Black Lives Matter en los EEUU, las movilizaciones estudiantiles sin precedente en Quebec, las huelgas masivas de los trabajadores y trabajadoras en Asia, particularmente en China y en India...pero también el interés renovado por el socialismo como lo demuestra la doble victoria de Jeremy Corbyn para la dirección del Labour Party británico, así como el regreso del interés por la ideas socialistas en los EEUU indican que existen elementos de una toma de consciencia anticapitalista. Es un proceso muy desigual y limitado. Son en primer lugar corrientes hostiles al socialismo las que se ven beneficiadas por el desencanto. La audiencia electoral del FIT en Argentina, o las recomposiciones en el movimiento sindical en África del sur, a pesar de los límites de esas dos experiencias, pero sobretodo una vuelta por el interés por el « socialismo » en los EUUU indican sin embargo que las ideas anticapitalistas pueden alcanzar una audiencia de masas.
III- La clase obrera sigue jugando un papel central.
Una visión ampliamente compartida en el mundillo militante contribuye a alimentar el escepticismo sobre la actualidad de la revolución : la ofensiva neoliberal habría precarizado y debilitado hasta tal punto a la clase obrera que ésta habría dejado de desempeñar en papel central.
En realidad, la clase obrera es a día de hoy globalmente más numerosa que nunca : sólo en Corea del Sur hoy hay más trabajadores asalariados que el mundo entero en la época de Marx. La clase obrera que está compuesta, desde nuestro punto de vista, por trabajadores asalariados que no ejercen un poder jerarquico, constituye hoy entre el 80 y el 90 % de la población en los paises más industrializados y casi la mitad de la población mundial.
Globalmente, el número de trabajadores industrializados ha pasado de 490 millones en el mundo en 1991 a 715 millones en 2012 (cifras OIT). El ritmo de crecimiento de la industria ha sido incluso superior al de los servicios entre 2004 y 2012. No es el sector industrial el que ha disminuido sino el sector agrícola, pasando de 44 a 32 % de la fuerza de trabajo global.
Es cierto que la clase obrera industrial ha disminuido numéricamente en las antiguas potencias capitalistas. Pero su papel en la lucha de clases está muy lejos de ser secundario, como lo han demostrado los ferroviarios y las refinerías en Francia durante las huelgas de masas de 2010 y 2016. Y la proletarización de los servicios ha creado nuevos sectores asalariados en las antiguas metrópolas capitalistas que han demostrado recientemente su combatividad como por ejemplo en la limpieza (huelgas históricas en los Paises Bajos en 2010 y 2012), o en la gran distribución y en los fast foof con el movimiento Fight for 15 en los EEUU.
No es verdad que el desarrollo de la precariedad ha hecho de la clase obrera una clase incapaz de llevar a cabo luchas significativas y de jugar un papel revolucionario. En el pasado, una condición proletaria mucho más precaria que hoy y la ausencia de grandes industrias no impidieron a los obreros parisinos de tomar el poder durante la Comuna…y hoy, los trabajadores encuentran el camino de la movilización a pesar de los obstáculos creados por medio de la ofensiva capitalista : la huelga más grande en Francia desde hace varias décadas, en términos numéricos y de duración, ha sido la huelga de los trabajadores sin papeles de 2009-2010, que implicó a 6000 huelguistas, de los cuales 1500 de ETT organizados en comités de huelga, a lo largo de 10 meses. La huelga general en Guadalupe en 2009 ha mostrado la capacidad de los trabajadores para federar a los oprimidos y para amenazar al poder.
Operando una reorganización de la industria, la mundialización capitalista ha creado nuevas clases obreras en los paises del sur, cuyas movilizaciones recientes han mostrado el potencial : la oleada de huelgas que conoce China desde 2010, las huelgas masivas de Bursa en Turquía en 2015, la formación de sindicatos de masas combativos en Indonesia, el papel del movimiento sindical y de las huelgas de masas en la dimisión de la primera ministra de Corea de Sur a finales de 2016...
Esas luchas se desarrollan por lo general en contra de las direcciones sindicales. Para que esas luchas se encaucen hacia una puesta en tela de juicio del sistema, es necesario reconstruir una dirección obrera lucha de clases a escala internacional. Construir esa ala lucha de clases del movimiento obrero, independiente de las direcciones sindicales, capaz en particular de suscitar la construcción de órganos de auto organización, de comités de huelga, es una tarea central para una internacional revolucionaria. Diferenciaciones o rupturas en el seno del movimiento obrero indican que nuevas posibilidades se abren : proceso de creación de una nueva confederación sindical en ruptura con el ANC en África del Sur, diferenciaciones en el seno de la CGT en Francia y debates en vista a la formación de un « polo obrero » lucha de clases debido al movimiento contra la ley trabajo…
Si se tienen en cuenta todas esas evoluciones, la clase obrera mundial nunca tuvo un papel potencialmente tan potente. Todos los sectores de la clase obrera no tienen el mismo peso objetivo en el aparato de producción y no están todos en capacidad de desempeñar el mismo papel, y debemos de tenerlo claro en nuestros esfuerzos de construcción. Pero los revolucionarios deben tomarse en serio el papel central de la clase obrera y desarrollar una intervención política sistemática en esa dirección. Esa tarea debería llevarse a cabo no solamente por parte de las secciones nacionales sino también formar parte de los debates regulares a nivel internacional.
IV- Lo que proponemos.
A) Construir partidos revolucionarios de vanguardia: la actualidad del leninismo :
He aqui cómo Lenin en « La enfermedad infantil del comunismo : el izquierdismo » definía la disciplina de partido, cómo se forja un partido de cuadros para la revolución, lo opuesto a la visión de caricatura de los estalinistas.
« En primer lugar se plantea la cuestión : ¿Qué cimenta la disciplina del partido revolucionario del proletariado ? ¿Qué la controla, qué la sustenta ? Es, en primer lugar, la conciencia de la vanguardia proletaria y su dedicación a la revolución, su firmeza, su espíritu de sacrificio, su heroismo. Es además, su capacidad para unirse, acercarse, y si queréis, fundirse hasta un cietro punto con la masa más amplia de trabajadores, principalmente con la masa proletaria, pero también la masa de trabajadores no proletaria. En tercer lugar, es la precisión de la dirección política ejercida por esta vanguardia, la precisión de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las amplias masas se convenzan de esta precisión por su propia experiencia. A falta de estas condiciones, en un partido revolucionario realmente capaz de ser el partido de la vanguardia de clase llamada a derrocar a la burguesía y a transformar la sociedad, la disciplina es irrealizable. Cualquier intento de crear esta disciplina se reduce inevitablemente a frases huecas. Pero por otra parte estas condiciones no pueden surgir enseguida. No se elaboran más que con un largo trabajo, con una dura experiencia; su elaboración es facilitada por una teoría revolucionaria correcta que no es un dogma, y que solo se forma definitivamente en estrecha relación con la prñactica de un movimiento verdaderamente masivo y revolucionario ».
« No hay revolución sin partido revolucionario » : Esto significa que más allá de la diversidad de las tácticas que pueden adoptar los revolucionarios en la construcción de su partido en función de los países y las situaciones, construir partidos revolucionarios, partidos para la toma del poder y el comunismo sigue siendo el obejtivo estratégico.
Para construir organizaciones revolucionarias que no se contentan con proclamar los principios, nos damos como objetivo construir un partido de cuadros capaz de dar vida a estos principios programáticos, lo que significa tratar de dar los medios a todos y todas nuestras militantes para adquirir el nivel de formación más alto posible para jugar un papel en la destrucción del capitalismo y la construcción de otra sociedad. Pero esta formación debe ser coherente con nuestra práctica militante. Con del fin de acabar con este sistema que genera explotación y opresiones, hay que reducir al máximo la separación entre la esfera privada y la esfera pública. Esta separación es el producto del sistema capitalista en el que vivimos. Contra esta lógica de la « separación », nos damos conscientemente la perspectiva de la revolución, y la ponemos en línea con nuestras opciones y modos de vida. Esto es lo contrario a la frustración de cada individuo, sino que es la emancipación y la asociación libremente consentida y a contracorriente de la ideologia dominante vehiculada por el Estado, la escuela y la familia, de reagruparse para alcanzar un objetivo común : la destrucción del sistema capitalista, hecho de explotación y de opresiones, para construir otra sociedad, la sociedad comunista.
La búsqueda de una implantación en la clase trabajadora y en los sectores oprimidos es decisiva y debe hacerse el objeto de discusión sistemática y de herramientas propias. La construcción de la huelga general insurreccional como « hipótesis estratégica » principal en la mayoría de regiones del mundo, y nuestro análisis del papel central de la clase obrera deben tener enseguida consecuencias prácticas, en nuestras secciones y a escala internacional. ¿Qué queremos decir ? Significa que tenemos una política voluntarista de implanta´n en los sectores clave de la economía capitalista. Un esfuerzo en cada sección deeb hacerse en este sentido, pero también que la Internacional ayude para lograr este objetivo. A través de una aportación teórica, pero también de centralización de información. Esto también significa que desarrollamos de forma sistemática una intervención política independiente hacia nuestra clase.
Los y las revolucionarios tenemos que reflexionar cómo se puede luchar tanto contra las políticas de austeridad como contra el sistema capitalista. Para nosotros la mejor forma de defender nuestras conquistas sociales y de arrancar nuevas sigue siendo mediante la movilización de la clase trabajadora y de la juventud. Todas las conquistas sociales que se han conseguido para nuestro bando social han sido fruto de la movilización. La historia del siglo XX es una demostración clara. Nuestros derechos como trabajadores no se han conseguido a golpe de papeletas en las urnas sino a golpe de movilizaciones y de huelgas al igual que nuestras conquistas como mujeres. Nuestra tarea central es en ese sentido la reconstrucción de la conciencia de clase de nuestro bando. Para eso no hay atajos. La forma más efectiva para reconstruir esa conciencia de clase sigue siendo mediante el enfrentamiento de nuestra clase con los intereses de la burguesía al calor de la movilización. La lucha, las manifestaciones, las ocupaciones, las asambleas, las huelgas siguen siendo las herramientas que mejor hacen evolucionar la conciencia de los y las explotadas. Ponerse en movimiento para defender nuestros intereses de clase sigue siendo el medio más seguro para reconstruir esa conciencia. Eso no significa en ningún caso que despreciemos la cuestión electoral, pero sí que la supeditamos a esos elementos. Las elecciones no son un fin sino un medio que debe servir para reforzar la movilización de nuestra clase con el objetivo de reconstruir esa conciencia de clase. Los y las trabajadoras así como la juventud deben asumir también la lucha contra cualquier tipo de opresión y ligarla a su lucha por su emancipación como clase. Para ello es necesario que las organizaciones de masas obreras incluyan en sus reivindicaciones elementos como la cuestión de igual trabajo igual salario entre hombres y mujeres, el respeto por la orientación sexual de los y las trabajadoras o la cuestión de los cuidados.
La hipótesis estratégica que manejamos para la ruptura con el capitalismo sigue siendo para nosotros mediante procesos de movilización sostenidos en el tiempo que hagan que partiendo de las luchas y los enfrentamientos de hoy, la clase trabajadora se plantee cada vez más la necesidad de tomar el poder para un cambio real para nuestra clase. Las huelgas no son un fetichismo, pero son esenciales, para la elevación de la conciencia de clase y la confianza en sus propias fuerzas. Para nosotros/as las huelgas son “escuelas de lucha” porque son momentos en los que la clase trabajadora se autoorganiza y mediante el conflicto crea automatismos para enfrentarse a las políticas de la burguesía. Las luchas de hoy permiten en ese sentido reconstruir la conciencia de clase. Son espacios que los/as revolucionarios/as no debemos despreciar, por muy pequeños que estos sean. Al contrario, estos deben ser ocupados para jugar un papel en dichas huelgas. Por eso, debemos aportar soluciones a nuestra deficiencia en cuanto a implantación en la clase trabajadora y en cuanto al apoyo a sus luchas.
Una Internacional revolucionaria que no tiene como prioridad la juventud, es una Internacional destinada a desaparecer. La juventd juega siempre un papel de vanguardia táctica. Esta teoría desarrollada por Ernest Mandel está siempre de actualidad. Ya se tomen los procesos de las llamadas revoluciones árabes pasando por las movilizaciones en América Latina, México o Chile, pero también en Francia en el momento de la CPE, y probablemente pronto en EEUU con las movilizaciones anti-Trump. Su papel en las luchas siempre es primordial, y el reclutamiento en la juventud es simplemente vital para toda organización revolucionaria. Ser coherente con esta afirmación es no abandonar muchos conocimientos teóricos y de intervención de nuestra corriente. Defendemos la autonomía de la juventud, una autonomía subordinada al proletariado y a sus intereses históricos, pero con formas de organización no indepedientes sino autónomas de las organizaciones del movimiento obrero y de los partidos que construimos. Fijamos entonces, cuando sea posible, el objetivo de la construcción de organizaciones revolucionarias juveniles. Los sectores jóvenes en nuestros partidos son una mediación para lograrlo. Además debemos tener una orientación específica hacia la juventud escolarizada. Se trata de un sector de la juventud que participa activamente en las agitaciones en los procesos revolucionarios. El campamento internacional de jóvenes juega por tanto un papel fundamental en el marco de esta política. Pero no puede convertirse en un espacio escluyemte para las voces discordantes para la dirección de la IVª. La prohibición de hacer participar al sector joven del NPA en la dirección del último campamento joven muestra una debilidad teórica y militante alarmante. Del mismo modo que el rechazo a que cuatro camaradas de IZAR puedan simplemente entrar para impartir un taller en el campamento, obligando a estos últimos, algunos de los que han construido la IVª durante 15 años, a tener que llevarlo a cabo en el parking con más de 70 jóvenes que querían debatir e intercambiar opiniones. Estos episodios son sintomáticos de un sectarismo temeroso de que los jóvenes se acostumbren a estas prácticas, bajo el pretexto de pureza ideológica y de lucha contra el « fraccionalismo ».
No hay muralla china entre lo que defendemos como proyecto de sociedad, el comunismo, y el partido que tratamos de construir. Debe haber una coherencia entre los dos términos. Nuestro partido no será un islote de comunismo pues vive y se desarrolla en el marco de relaciones sociales determinadas por el sistema capitalista y el patriarcado. Pero necesitamos acercarnos al máximo. Eso implica por supuesto que las relaciones militantes deben respetar los principios democráticos y no contradecir nuestro programa de lucha contra todas las opresiones. Pero más allá de eso, es la asociación libremente consentida de hombres y mujeres que luchan por el comunismo y se rigen por relaciones que no pueden ser contradictorias con estos principios de emancipación. Quienes combaten toda forma de « separación » producida por el capital entre trabajo intelectual y trabajo manual, entre los hombres y las mujeres, entre los nacionales y los extranjeros, entre la esfera privada y pública...quien rechaza cualquier tipo de tabú dentro de la organización, sino que construye al contrario gracias al debate y a la verificación por la práctica una unidad programática y de intervención del conjunto de sus miembros.
B) Defender un programa de transición para el siglo XXI :
La IVª Internacional debería defender un conjunto de medidas-clave, un enfoque de transición que parta de reivindicaciones cotidianas, ligarlas a la cuestion de poder y a la aspiración de otra sociedad. En definitiva, vincular las luchas actuales al replanteamiento de los pilares del sistema capitalista.
Uno de los primeros ejes de este programa : la expropiación de los sectores-clave de la economía : la crisis bancaria y los rescates han abierto una nueva posibilidad de explicar de manera popular la necesidad de requisar a los bancos. Las quiebras de empresas, los despidos masivos y las luchas que generan nos dan igualmente la posibilidad de poner al día la lucha por el control obrero y para explicarla necesidad de la requisición de los grandes medios de producción, de comunicación e intercambio. Un enfoque de transición es por ejemplo ligar la prohibición de los despidos con el control por los trabajadores de su contratación.
Los recursos fósiles y minerales no son infinitos. El pico máximo de extracción se alcanzará pronto en los años que vienen. El capitalismo con su lógica estructural apunta a consumir cada vez más : siempre más de materias primas y energía. El objetivo del capitalismo es el de producir siempre más y hacer siempre más beneficio. El capitalismo no puede ser « verde » pues destruye nuestro medio ambiente y sus especies, destruye nuestro planeta. Pero aún más, no puede haber ecología coherente sin una lucha contra el capitalismo y sin la comprensión de que el único sujeto que puede ponerle fin y al desastre que engedra es la clase trabajadora. Si compartimos este análisis debemos sacar las tareas de implantación, de intervención y orientación. En efecto es la clase trabajadora aliada con otros sectores la que es capaz de imponer frente a la catástrofe ecológica un programa de transición ecológica anticapitalista, centrado en el cuestionamiento de las energías fósiles y nucleares y sobre la necesidad de la planificación de la economía a escala internacional.
El mundo capitalista sigue estructurado, organizado por el imperialismo cuyos intereses nunca están ligados por ningún compromiso con ningún pueblo, aunque en ocasiones puedan tomar la decisión de apoyar a una u otra lucha con sus propios métodos y objetivos.
El antiimperialismo debe constituir un eje central de nuestra propaganda y nuestra actividad : nos posicionamos contra todas las intervenciones imperialistas y por la retirada de todas las tropas imperialistas. Pero esto significa por ejemplo que ser solidarios con el pueblo kurdo no es eludir la responsabilidad central del imperialismo en el desarrolllo de corrientes reaccionarias como el ISIS y la situacónq ue viven los pueblos de la región. Sin negar sin embargo que estas corrientes tienen su propia lógica y autonomía. Debíamos y debemos participar en las manifestaciones en defensa del pueblo kurdo, ligando siempre esta defensa incondicional con nuestro rechazo sin ambigüedades a la intervención imperialista. Es por eso que no firmamos manifiestos que piden a nuestro gobierno ofrecer armas a los kurdos. No nos entregamos a la ilusión de que nuestra burguesía pudiera defender a los pueblos de la región.
Frente a nuestro propio imperialismo, nosotros no tratamos de crear ilusiones sobre el tema : armas y no bombas. Y eso es exactamente lo que les ha ocurrido a los diputados de la Alianza roja y verde, entre los que hay miembros de la IVª Internacional, que han votado en el parlamento los créditos de guerra bajo el pretexto de que esto permitía enviar armas, pero se han encontrado muy pronto opuestos a la segunda etapa, la única realmente importamte para el gobierno danés como para los otros : el envío de F-16 daneses que hoy bombardean Irak al lado de Estados Unidos y Francia.
Las clases obreras que se sublevaran deberán enfrentarse a la vez a « su propio » aparato de estado nacional así como a las instituciones internacionales imperialistas como por ejemplo la UE. « El principal enemigo está en casa » significa igualmente que debemos luchar simultaneamente contra las coaliciones imperialistas internacionales en las que nuestras propias burguesías participan. Aún estando firmemente opuestos a toda alternativa capitalista nacionalista, sabemos que una política anticapitalista es incompatible con la UE
Sabemos que la lucha contra el imperialismo, el racismo, la austeridad y la dominación capitalista no es un combate que puede llevarse a cabo solamente al nivel de un único país. No puede tampoco llevarse a cabo sin romper con la política al servicio de los capitalistas, de Bruselas y del BCE, con la Europa de las finanzas. Enfrentarse al poder de nuestras burguesías nacionales es romper con las instituciones de la UE. Contra la Europa de la Troika defendemos la solidaridad internacional por una europa socialista de los y las trabjadoras de los pueblos.
La imposición de la austeridad a escala mundial es inseparable del aumento de las guerras y de las intervenciones imperialistas. Llevadas a cabo por los EEUU, el único super poder en el mundo, y sus históricos congéneres europeos imperialistas, somos los testigos casi cotidianos de guerras de bombardeos masivos, de asesinatos masivos, de ejércitos privatizados o mercenarios, a golpe de drones, de embargos o de sancciones, y de guerras casi secretas, como es el caso con el mando Africano de los EEUU que vuelve a colonizar y saquea a África. El imperialismo francés, al igual que otras potencias coloniales europeas, intervienen cada vez más en África y en otros lugares para mantener y aumentar sus intereses.
No hay « guerras humanitarias » conducidas por la bestia imperialista. Nunca las ha habido. El término en sí es excluyente para los revolucionarios, cuyo sentido común es oponerse a todas las guerras e intervenciones imperialistas. El apoyo incondicional del derecho de los pueblos y de las naciones oprimidas a la autodeterminación es un principio socialista revolucionario fundamental. La IVª debe rechazar incondicionalmente todos los llamamientos hechos al imperialismo para que ayude a la derrota de los tiranos y dictadores locales. Esa « ayuda » tiene inevitablemente consecuencias – consecuencias mortales que se asemejan más a una soga al cuello que a cualquier apoyo « benigno » o « democrático ».
La liberación de los y las oprimidas solo puede ser llevada a cabo por sus propias organizaciones de masas independientes, y por la construcción, en el momento propicio y sea cual sea la dificultad de las circunstancias, de partidos socialistas revolucionarios de corte leninista. El rechazo de la intervención imperialista bajo todas sus facetas es el requisito previo de las luchas de liberación nacional victoriosas, y para toda otra victoria. Liberados del yugo imperialista, las naciones oprimidas son las que están en mejores condiciones para determinar ellas mismas su propio futuro y poner en tela de juicio a sus propias burguesías.
Frente a las incesantes guerras de conquistas imperialistas, las reivindicaciones centrales de la IVª deberían centrarse alrededor de « retirada inmediata de las tropas » y del « derecho a la autodeterminación de todas las naciones oprimidas ».
Defendemos los derechos de los pueblos a su autodeterminación. Pero no nos colacamos bajo la dirección de cualquier burguesía nacional, aunque ésta proceda de una nación oprimida. Mantenemos en dichas naciones oprimidas un equilibrio entre la lucha democrática por la autodeterminación de los pueblos y la lucha por una sociedad sin clases. Eso significa que la lucha por la emancipación nacional sólo puede beneficar a la emancipación de la clase trabajadora si la primera es dirigida por nuestra clase. Hay que mantener, en este caso, una independencia de clase con respecto a la burguesía de la nación oprimida. La lucha por la autodeterminación y por la independencia de la naciones oprimidas por ejemplo en el Estado Español solo será útil para un programa revolucionario si va ligado a la ruptura del sistema capitalista y refuerza ese objetivo y está llevada a cabo por nuestra clase.
Este programa no es una plataforma electoral ni un programa de gobierno. Explicamos que no puede ser impuesto más que por una movilización del conjunto de la clase trabajadora y de los oprimidos, que lleve al poder a un gobierno de los trabajadores que destruya el estado burgués apoyándose en los órganos de autoorgazación nacidos de la movilización de nuestra clase aliada a los oprimidos.
C) Construir una Internacional revolucionaria :
Insistimos en que debemos de fijarnos el objetivo de construir una Internacional militante, una organización capaz de llevar a cabo campañas coordinadas a nivel internacional. Aunque con fuerzas modestas, una organización implantada en muchos países que de manera coordinada pueda multiplicar la eficacia de su intervención.
Nuestra Internacional debe ponerse al día en la discusión de un programa comunista revolucionario que se enfrente a las realidades del capitalismo del sglo XXI, en lugar de discusones teóricas sin relación entre ellas y divorciadas de la práctica.
No podemos encarnar solos la Internacional comunista revolucionaria. Debemos tratar de reagrupar a los comunistas revolucionarios de diferentes tradiciones, a partir de un acuerdo sobre la situación y las tareas. Es mediante la práctica común que las discusiones politicas pueden conducir a los reagrupamientos. Reagrupar a los revolucionarios a escala internacional debería ser parte de los objetivos en discusión en la IVª Internacional. La construcción de una Internacional revolucionaria capaz de ejercer una influencia significativa no pasará únicamente por un reforzamiento de nuestra organización : la IVª Internacioal podría proponer a otros grupos revolucionarios nacionales o internacionales de entablar discusiones acerca de las respuestas a aportar a la crisis del capitalismo, sobre campañas comunes a llevar a cabo y sobre qué tipo de organización construir.
Sabemos que esta política de búsqueda de discusiones con otras tradiciones no dará lugar a corto plazo a acercamientos rápidos teniendo en cuenta la creencia de las direcciones trotskistas de las diferentes internacionales de la precisión de sus posiciones programáticas y tácticas. Además, la creencia de que hay que construir alrededor de su propio grupo es la regla en el conjunto de las internacionales. Sin embargo, debemos ser coscientes de que no construiremos una Internacional para la revolución y el comunismo a través de la lenta acumulación de fuerzas alrededor de nosotros. Siempre hay cosas que aprender de las diferentes tradiciones revolucionarias trotskistas e incluso más allá. Hay experiencias y militantes de mucho valor de numerosas corrientes y organizaciones. Es a través del debate teórico y programático en tensión con la intervención sobre el terreno de la lucha de clases como se producirán las explosiones, reagrupamientos y recomposición a nivel nacional e internacional.
Conclusión provisional
Esta contribución se basa en un primer reagrupamiento para lanzar los debates del próximo congreso. Defendemos la actualidad de una Internacional que sepa aprovechar las ocasiones de la situación y que construya una Internacional para la revolución y el comunismo. A partir de los ejes políticos de esta contribución queremos lanzar un amplio debate dirigido a las corrientes revolucionarias dentro y fuera de la IVª. Tenemos la intención de defender estas ideas en el marco de la IVª y con la perspectiva del próximo congreso de la IVª que no puede aplazarse más, ¡debe tener lugar en 2018 ! Por eso vamos a entablar un debate con todas y todos los camaradas, todas las secciones que lo quieran en la IVª. Deseamos que este debate respete las divergencias y sirva para reforzar nuestra Internacional en un contexto de crisis del capitalismo. Organizaremos para esto una conferencia internacional que sea una etapa más en la discusión y el reagrupamiento para llevar a cabo este debate frente a la actual mayoría de la IVª. Pero en términos más generales, para forjar una corriente lo más amplia posible que defienda la perspectiva y la actualidad de la construcción de una Internacional para la revolución y el comunismo.
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Los miembros de la IVª en Francia son miembros de muchas organizaciones políticas : el NPA, la Gauche Anticapitalista y la Gauche Unitaire. Cuando la escisión entre el NPA y la GA, nadie consideró expulsar de la IVª a la minoria del partido fundador de la GA.
En Lucha, sección español de la IST (reagrupamiento internacional vinculado al SWP británico), conoció una escisión e 2016. El grupo expulsado de Sevilla está reconocido como miembro observador de su Internacional.
El PSTU, sección brasileña de la Liga Internacional de los Trabajadores (de la corriente llamada « morenista »), conoció una escisión en 2016 : el 40% de sus miembros fundaron el Frente de Izquierda Socialista. El PSTU y el FGS son los dos reconocidos por la LIT.
Xavier Guessou, Comité Politique National NPA
Armelle Pertus, Comité Exécutif NPA
Gaël Quirante, Comité Exécutif NPA
Juliette Stein, Comité Politique National NPA
Mariajo Teruel, dirección política estatal (IZAR-Malaga)
Javier Castillo, dirección política estatal (IZAR-Madrid)
Tomás Martínez, dirección política estatal (IZAR-Almería)
Rubén Quirante, dirección política estatal (IZAR-Granada)
Jeff Mackler, National secretary Socialist Action
Michael Schreiber, editor, Socialist Action news paper
Christine Marie, political committee, Socialist Action
Barry Weisleder, federal secretary, Socialist Action/Ligue pour l’Action Socialiste
Elizabeth Byce, federal treasurer, SA/LAS
Julius Arscott, central committee member, SA/LAS
Giuseppe Caretta, Collettivo Guevara
Angelo Cardone, Collettivo Guevara
Kleanthis Antoniou, Political Bureau OKDE-Spartakos
Taxiarhis Efstathiou, Central Committee OKDE-Spartakos, National Coordination Body ANTARSYA, General Council of ADEDY (public sector workers' national confederation)
Fani Oikonomidou, Political Bureau OKDE-Spartakos
Manos Skoufoglou, Central Committee OKDE-Spartakos, Central Coordination Committee ANTARSYA
Kostas Skordoulis, Control Commission OKDE-Spartakos
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